Legislación antidrogas/Nueva York Leyes Rockefeller: una penalidad que exaspera

Liliana Martinez por "Hoy

Randy Credico, un activista que dejó su carrera como comediante para dedicarse de lleno a la lucha contra las leyes Rockefeller, lleva una energía rabiosa contra del sistema carcelario. Su papá pagó 10 años de prisión por un delito no violento durante los años de la Gran Depresión: 'Mi padre fue una persona amargada, pues le robaron gran parte de su vida'. Pero lo que más perturba a Credico es la cantidad de hijos separados de sus padres. 'Al poner un hombre en prisión, muchas veces su madre muere, su esposa lo deja, sus hijos son violados... Sale de la cárcel sin nada; muchas veces violado. Es una persona bastante afectada psicológicamente. Es una bomba de tiempo andante. Esto es lo que llamo 'los años oscuros'. El portavoz de 'Legal Aid Society' (Sociedad de Ayuda Legal), Robert Newman, afirma a su vez que 'las leyes Rockefeller han destruido vidas, familias y comunidades y no han eliminado el problema de la drogadicción'. Su organización apoya la restauración del albedrío a los jueces para imponer sentencias basadas en el problema y las necesidades de los acusados. 'Las leyes están siendo aplicadas y administradas de forma racista', dice. La Sociedad de Ayuda Legal propone abolir el delito A1, que impone de 15 años a cadena perpetua a cualquier persona que posea cuatro onzas o más, o venda dos onzas o más, de cualquier sustancia narcótica. La medida de la ley va de acuerdo 'al peso agregado', sin importar que tan pura o impura sea la sustancia, o el valor monetario de esta. La ley también dicta que una sentencia de prisión de 1 a 3 años y hasta 8 a 25 años, (dependiendo del albedrío del juez) para cualquier transgresor de la ley que venda cualquier cantidad de cualquier narcótico. Newman afirma que la única forma posible de obtener una condena más leve es declarándose culpable. Un gran número de personas llamadas 'mulas', usadas simplemente para transporta droga con o sin su conocimiento, se ven obligadas a aceptar condenas de 3 a 5 años, ya que si van a un juicio enfrentarían de 15 años a cadena perpetua, así el juez lo considere excesivo. En su congestionada oficina al sur de Mahnattan, el activista Credico nos muestra evidencias: decenas de carpetas con casos, fotos, videos, recortes de prensa... Sabe de memoria los números de teléfono de los casos, y al abrir una capeta lee en voz alta la declaración de un juez en uno de los casos: 'Creo que es una sentencia muy dura, pero yo no establezco el tiempo límite de las sentencias en los casos de felonías A1. La legislatura ha quitado todo albedrío a la corte y ha declarado una sentencia mínima de 15 años a cadena perpetua. Si tuviera el albedrío creo que hubiera aceptado la sugerencia del consejero, en la categoría de 8 años a cadena perpetua pero no la tengo'. Credico afirma que es absurdo que se le esté imponiendo sentencias más duras a delitos no violentos que a delitos de homicidio. El afirma que en los años ochentas toda la gente en el mundo de la farándula y los negocios consumía drogas. 'Yo cargaba lo suficiente como para ir a prisión', sin embargo los comediantes y los grandes narcotraficantes no están tras las rejas; capturan las personas en los rangos más bajos. 'El 100 por ciento es gente pobre; el 94.5 por ciento es gente de las llamadas minorías; esto se puede comparar con una 'limpieza racial', dice. Credico no cree que una persona con un trabajo decente vaya a exponer su vida vendiendo drogas para ganarse100 dólares. 'Están agarrando gente desesperada', afirma. Newman, de la Sociedad de Ayuda Legal, dice que en algunos casos se trata de drogadictos que tratan de hacer negocio para sostener su propio vicio. 'Deberían ser asignados a un programa de tratamiento no a la cárcel'. Miles de casos incluye a personas acusadas de vender pequeñas cantidades de cocaína (lo que se llama un paquetico de 10 dólares), donde la ley requiere que incluso con la primera ofensa vaya a una prisión del estado. En algunos condados se puede evitar la sentencia y acudir a tratamiento de rehabilitación sólo si se declara culpable. En los casos de segunda infracción, muchas veces la persona es drogadicta, tuvo un período de prueba pero sin ningún tratamiento y continúa siendo drogadicta. Muchas veces comete otro delito al vender otro paquetico y en este caso la ley dicta (a menos que se declare culpable) una sentencia obligatoria de 4 a 9 años en prisión. 'Es excesivo, el juez debe tener la capacidad de enviar a esa persona a un programa de tratamiento residencial', dice Newman. 'No estamos diciendo que queremos eliminar las leyes en contra de las drogas, ni legalizar las drogas; queremos reformar las características particulares de estas leyes que las hacen únicas y muy severas', concluye. La lucha de Credico es incansable. Repite los nombres de sus casos de memoria: Melita Oliveira, Jessica Valencia, Sandra Garcia, Holmes Ortiz, Fernando Familia, Ana Badia, Juior Gumbs... 'Son los de abajo', insiste. 'Pero en el negocio de las drogas son muchos los que se benefician: los grandes banqueros, los ejecutivos, hasta la esposa del coronel norteamericano encargado de la lucha contra las drogas en Colombia, el coronel Hiett, quien fue encontrada con toneladas de cocaína. ¿Y cuanto tiempo recibió ella? 5 años', afirma. Credico afirma que"los fiscales son los únicos interesados en mantener la ley, 'pues sino se quedarían sin trabajo. Ven los casos como objetos que promoverán su carrera de abogacía'. Según Newman, los fiscales pueden permitir que alguien que haya poseído o vendido drogas (un delito en primer grado) se declaren culpable a un cargo de segundo grado con una condena de 3 años a cadena perpetua. 'En Brooklyn o Manhattan eso sucede muy frecuentemente pero en algunos condados del norte del estado son mucho más fuertes. Muchos ofensores arrestados por primera vez por posesión de drogas serían encontrados no culpables si fueran a juicio pero ellos no toman el riesgo por miedo a lo que les espera en el juicio', dice. Por otro lado, el presidente de la Asociación de Fiscales Distritales de Nueva York, Robert Carney, quien se oponen a abolir la ley de Rockefeller, afirma que 'al quitar las sentencias obligatorias se quitaría también la coerción'. Muchas personas abandonarían sus tratamientos contra la drogadicción al tratar de convencer a un juez de que la ley no se debe aplicar a ellos o que tienen derecho a la libertad condicional. Aunque asegura apoyar el cambio del aspecto, de las felonías A1 por considerarla severa. 'Hay personas convictas por A1, traficantes de bajo nivel o 'mulas', cuando los verdaderos culpables son sus organizaciones'.

Las controversiales 'Leyes Rockefeller' recibieron dicho nombre porque en 1973 el entonces gobernador Nelson Rockefeller convenció al poder legislativo de adoptar estrictas medidas en contra de las personas que poseían o vendían estupefacientes. Estas leyes establecen que una persona convicta por vender dos o más onzas o poseer cuatro o más onzas de algún estupefaciente recibirá una sentencia de 15 años a cadena perpetua en prisión. Según Kevin Muscoreil, activista en contra de las sentencias proferidas bajo las leyes Rockefeller, fue esta una solución 'personal' del gobernador Rockefeller al problema de las drogas toda vez que creía que al imponer sentencias severas nadie se atrevería a usarlas y menos a comercializarlas. Al parecer el hijo de un amigo de él era adicto a la heroína y el se mostraba muy afectado por el caso. El propósito inicial de la legislación era frenar el consumo o la venta de drogas, además de castigar y aislar de la sociedad a aquellos que no la acataran. Se pensaba que los esfuerzos de rehabilitación habían fracasado y la epidemia de la drogadicción solamente podría ser destruida con un inflexible y severo castigo. Sin embargo el Comité de Evaluación de las Leyes sobre las Drogas reportó en 1976 que el propagado uso de heroína no había disminuido después de la aplicación de la ley en 1973. Ese mismo año los legisladores retiraron la marihuana de la lista de sustancias catalogas como 'narcóticas' por la ley de Rockefeller, disminuyendo así el tono de criminalidad al uso y posesión de menos de 7 u 8 onzas de marihuana. La decisión se tomó dada la gran cantidad de recursos de justicia criminal invertidos y el crecimiento de la población en las prisiones de Nueva York. Era inmenso número de personas capturadas con marihuana. En 1979, después de muchas críticas, la legislatura enmendó las leyes, aumentando la cantidad de droga señalada para sentenciar a alguien a 15 años de prisión o a cadena perpetua por posesión o venta de ella. Pero en 1988, debido al auge del 'crack', de nuevo se rebajó la cantidad para poder arrestar y sentenciar las personas que poseían pequeñas cantidades de droga. Desde entonces la ley no ha tenido ninguna reforma. Esta semana la Asamblea Estatal publicará una detallada propuesta legislativa tendiente a reformar las leyes sobre las drogas. Según Robert Newman, portavoz de 'Legal Aid Society' (Sociedad de Ayuda Legal) y quien presentó el pasado 4 de mayo una propuesta de re evaluación de la ley Rockefeller ante 'State Senate Democratic Task Force' (Comité Demócrata del Senado), 'el siguiente paso es que la Asamblea anuncie qué es lo que va a hacer con la Ley Rockefeller. Dicha propuesta permitirá la discusión entre el Senado, el gobernador George Pataki y la Asamblea con el fin de buscar una solución legislativa definitiva'. Estadísticas de miedo Según la Sociedad de Ayuda Legal, son estas las dolorosas cifras: Casi todos los estudios demuestras que la mayoría de las personas que consumen y expenden drogas en Nueva York y en la Nación son blancas, sin embargo los afroamericanos y los latinos conforman el 94 por ciento de los detenidos o condenados. Los afroamericanos son el 48.7 por ciento, los latinos 45.5 por ciento, y los blancos el 4.9 por ciento. De las 3.504 mujeres que estaban en las cárceles de Nueva York en 1988, el 56.3 por ciento está allí por delitos asociados con drogas. El 91 por ciento de ellas pertenecen a las llamadas minorías (54.3 por ciento afroamericanas y 36.7 por ciento atinas) y el 8.4 son blancas. En diciembre de 1998 había más de 22.000 personas en las cárceles de Nueva York por delitos relacionados con drogas, aproximadamente el 33 por ciento de toda la Nación. De las 19.453 reclusiones del sistema de prisión del Estado de Nueva York en 1998, el 46.6 por ciento (9.063 personas) cometieron delitos relacionados con las drogas. En 1980, 886 personas fueron enviadas a prisión estatal, que equivale al 11 por ciento del total de las reclusiones para ese año.

De todas las personas convictas por delitos relacionados con drogas en las prisiones del Estado de Nueva York en 1997, aproximadamente el 80 por ciento nunca fue declarada culpable de delitos violentos y aproximadamente la mitad nunca fue arresta por un delito violento.

Un estudio realizado por la Universidad de Harvard reportó que de los 1.175 prisioneros en las cárceles de Massachusetts, aproximadamente la mitad de las personas sentenciadas a largos períodos con sentencias obligatorias por delitos relacionados con la droga no tenían ningún antecedente criminal. Este estudio concluyó que el encarcelamiento por asuntos de droga no ha mermado el problema de la drogadicción.

Las cifras del City Project (Project de la Ciudad):

Desde 1981, el Estado de Nueva York ha aumentado 46.000 camas en la prisión, con costos de construcción de más de 4.5 billones de dólares, sin incluir el servicio de endeudamiento. En 164 años (de 1817 a 1981) Nueva York ha abierto 33 centros penitenciarios. En los últimos 17 años (de 1982 a 1999) el estado añadió 38 cárceles al sistema. El sistema de prisiones emplea a casi 30.000 personas, en distritos senatoriales y en áreas que muchas veces urgen de desarrollo económico.

Las cárceles ubicadas en esos distritos reciben más de 1.1 billones de dólares al año para cubrir el gasto operativo.

Los testimonios

José García, un inmigrante cubano que murió en 1999 en la cárcel de Green Haven cuando tenía 70 años , cumplía una condena de 15 años a cadena perpetua al ser acusado de conspiración en la venta de una pequeña cantidad de cocaína. En una entrevista a la televisión antes de morir afirmó que 'cuando una persona se acuesta en la cárcel, a cualquier edad, muere. Se sabe que se está vivo cuando se levanta'. Miguel Angel Arenas, cubano de 37 años, veterano de la Fuerza Aérea, fue arrestado por vender 2.02 onzas de cocaína. Al rechazar el acuerdo con el fiscal, por de 6 años de prisión, su caso fue a juicio. El Juez Fisher (quien según testigos no estaba de acuerdo con la sentencia) lo condenó a 15 años o cadena perpetua. Su madre Norma Arenas, de 76 años, tiene complicaciones de salud, asma, diabetes además de sufrir derrame cerebral y no ha podido ver a su hijo desde hace 8 años. Entre llantos, ella dice que lo que más le importa es verlo. 'No puedo hacer nada. es como caer en el vacío'. Maritza Santos, puertorriqueña, fue condenada a 15 años o cadena perpetua por poseer 4.5 onzas de cocaína. Su hija, Ana Santos de 18 años vive con su abuela que está muy enferma. Ana ha estado separada de su madre desde los 8 años. Aunque acaba de ser madre, la entristece mucho que su pequeña hija no pueda compartir con su abuela. 'Con un poquito menos le hubiesen dado de 1 a 5 años. No conozco a mi madre. Ha estado en la prisión por 10 años. Veo a otras personas con sus madres y no sé porqué mi mami no puede regresar a casa', dice Ana. Roberto Sánchez, de 19 años, casado y con una hija, vio morir a su papá de una sobredosis y nunca se atrevió a probar las drogas, pero no niega haber hecho algo malo al tratar de mejorar su vidas. Aunque no fue acusado de posesión ni venta de drogas, ya ha cumplido 11 años por asociación ilícita. 'Vengo de una familia muy pobre de los 'proyectos'; quería ayudar a mi mamá, que estaba sola. Era muy duro. Esa es la vida del barrio'. El actor de los Monsters, Al Lewis, es un gran activista en la lucha por la abolición de la ley Rockefeller. El dice que 'la gente que asesina no cumple el tiempo que esta gente cumple. Ellos cometieron un error, no hay duda, pero es como decimos: demasiado tiempo para un crimen no violento. Gritaré hasta el último aliento que Dios me dé'.  

ABOUT - PROJECTS - NEWS - LINKS - DONATE - CONTACT - HOME